CA | ES | EN
News Details

Gutenberg y ChatGPT
Gutenberg y ChatGPT

02/MAY/2023
02/MAY/2023

 

Pedro Meseguer

En el siglo XV, en el marco de una Europa convulsa en la que aparecían nuevas formas sociales, que venía de una Edad Media oscura, y atravesada por guerras causadas por intereses de reyes, papas o nobles, surgió en Maguncia (Alemania) la figura del impresor Johannes Gutenberg (1400-1468). Este hombre tuvo una idea sencilla y genial: la imprenta de tipos móviles. Hasta entonces, los libros se reproducían a mano, mediante copias que los mojes medievales realizaban en sus monasterios (la novela El nombre de la rosa (1980) de Umberto Eco describe con detalle el proceso que efectuaban los copistas de una abadía benedictina del siglo XIV). Un avance que germinó en la Baja Edad Media fue la xilografía: consistía en labrar el texto en una tablilla de madera, entintar y presionar fuertemente sobre el papel. La tablilla se desgastaba rápidamente con el uso, por lo que servía para producir unos pocos ejemplares. Este método solo se empleaba para reproducir folletos, era demasiado costoso para copiar libros.

            Como un ave que empolla su puesta, Gutenberg guardó en secreto su idea y se dedicó a desarrollar la técnica necesaria para llevarla a cabo. Básicamente, su modelo combinaba dos elementos: tipos metálicos, con el fin de que no se desgastaran tan rápido como las tablillas de madera, y que fueran móviles y reutilizables, para escapar de la obligación de labrar cada página completa en una tablilla distinta. Una muy buena evolución de la xilografía. Gutenberg había sido orfebre y conocía el proceso de fundición de metales preciosos. Usando una aleación de hierro, plomo y antimonio, obtuvo un gran número de letras invertidas —una reflexión especular— capaces de formar una página de texto. Adaptó una vieja prensa de uva a la que sujetaba el soporte de sus tipos móviles. Con esos artefactos imprimió 150 ejemplares de la Biblia a dos columnas —quien terminó la impresión fue un prestamista que se quedó con su taller—, en la mitad del tiempo que un monje tardaría para producir una sola copia.

            ChatGPT, el último grito de la Inteligencia Artificial, ha aparecido exactamente 555 años después de la muerte del inventor. Si hoy el remoto Gutenberg levantara la cabeza y dialogara con ese sistema, muy probablemente pensaría que había una persona muy erudita al otro lado de la línea, o tal vez que era cosa de brujería (dejando aparte la sorpresa que le ocasionarían las pantallas y los teclados). En cualquier caso, está claro que Gutenberg necesitaría una muy cuidadosa explicación para entenderlo; podríamos basarla en algo que él conocía bien: el concepto de libro. El primer paso de esa exposición razonada debería ser sobre la evolución de los libros: del tradicional formato analógico, cuya reproducción él perfeccionó, se ha pasado a uno digital en donde cada carácter —letra, dígito o signo de puntuación— está representado por un número previamente convenido. Bajo esta visión, un libro no es más que una larguísima secuencia de números, todos de la misma longitud (si es necesario se añaden ceros a la izquierda). No se usa papel como soporte de un libro digital, sino que se guarda en medios electrónicos. En segundo lugar, el concepto de ordenador tendría que quedar claro: se trata de una máquina maravillosa, ampliamente difundida por todo el mundo, que almacena libros y permite acceder a libros guardados en otros ordenadores. De este modo, una persona desde un ordenador puede alcanzar un número vastísimo de libros, tantos que no podría leerlos todos ni aunque tuviera veinte vidas. Y, por último, entre las funcionalidades que ofrecen los ordenadores hay una extraordinaria llamada ChatGPT, que responde a preguntas como si fuera una persona, pero es solo una parte de la máquina. Existe un gran ordenador en donde ChatGPT ha reunido los resúmenes, en un formato especial, de cientos de bibliotecas compuestas por miles de libros; a partir de ahí, es capaz de elaborar sus respuestas. Parece brujería, resulta increíble, pero es verdad y mueve a una profunda admiración.

            Sin duda, el inventor se quedaría estupefacto, pasmado por esos avances. Pero tras unos meses de familiarización con la tecnología, creo que acabaría aceptándola, aunque mantuviera una inmensa sorpresa por tener tanta información al alcance de la mano. Su capacidad de asombro estaría activada constantemente. No nos vendría mal alguien así, portador de una mirada de cinco siglos atrás, que nos recordara el inmenso valor de lo conseguido en ese lapso: en nuestra sociedad la capacidad de asombro se está perdiendo. Consultado sobre este punto, ChatGPT ha respondido:

Como modelo de lenguaje, no tengo la capacidad de experimentar emociones o percepciones sensoriales, pero puedo proporcionar información sobre la capacidad de asombro en nuestra sociedad. La capacidad de asombro se refiere a la capacidad de sentir sorpresa, admiración y asombro ante lo desconocido, lo nuevo o lo impresionante. Es una capacidad innata en los seres humanos, y puede ser estimulada por experiencias emocionantes, descubrimientos científicos, logros humanos y belleza natural. Sin embargo, en nuestra sociedad moderna, es posible que la capacidad de asombro se haya disminuido debido a una serie de factores. Uno de ellos podría ser la sobreexposición a la información y la tecnología, que ha vuelto a lo que solía ser extraordinario algo ordinario. La tecnología también ha hecho que todo sea más fácilmente accesible, lo que puede haber disminuido la sensación de logro. Además, la presión por parte de la sociedad para ser "cool" o "desinteresado" puede haber llevado a algunas personas a reprimir su capacidad de asombro y entusiasmo para evitar parecer "nerds" o "frikis". A pesar de estos factores, la capacidad de asombro no se ha agotado por completo en nuestra sociedad. Todavía hay muchas personas que se sienten asombradas por la belleza de la naturaleza, los avances científicos y tecnológicos y los logros humanos. Además, muchas personas buscan activamente experiencias emocionantes y nuevas para estimular su capacidad de asombro. En resumen, aunque la capacidad de asombro puede haber disminuido en algunos aspectos de nuestra sociedad, todavía hay muchas personas que la valoran y buscan activamente experiencias que les permitan sentir sorpresa y admiración ante lo desconocido.

No sería fácil convencer a Gutenberg de que este texto lo ha producido una máquina[1].

 

[1] Jesús Cerquides ha leído el texto y ha consultado a ChapGPT sobre un hipotético contacto entre Gutenberg y una IA. Esta ha sido la respuesta: Johannes Gutenberg, el inventor de la imprenta, vivió en el siglo XV, por lo que es difícil saber con certeza cómo se sentiría si pudiera interactuar con una inteligencia artificial. Sin embargo, puedo hacer algunas suposiciones basadas en lo que sabemos de él y en cómo se han desarrollado las tecnologías desde su época. Es probable que Gutenberg se sintiera fascinado por la capacidad de la inteligencia artificial para procesar y analizar grandes cantidades de información. Como inventor y emprendedor, estaba interesado en encontrar formas de hacer que la información fuera más accesible para las personas, y la IA podría haberle parecido una herramienta increíblemente poderosa para lograr ese objetivo. Por otro lado, es posible que Gutenberg también tuviera cierta preocupación o incluso temor ante la posibilidad de que la IA pudiera reemplazar la creatividad humana en la creación de obras literarias y artísticas. Como creador de la imprenta, Gutenberg estaba interesado en fomentar la creatividad y la innovación en la producción de libros y otros materiales impresos. Es posible que viera la IA como una amenaza potencial para ese proceso. En cualquier caso, es difícil saber con certeza cómo reaccionaría Gutenberg ante la IA. Lo que sí sabemos es que su invención de la imprenta tuvo un impacto enorme en la difusión de la información y el conocimiento, y que la IA tiene el potencial de tener un impacto igualmente significativo en nuestro mundo moderno.

Pedro Meseguer

En el siglo XV, en el marco de una Europa convulsa en la que aparecían nuevas formas sociales, que venía de una Edad Media oscura, y atravesada por guerras causadas por intereses de reyes, papas o nobles, surgió en Maguncia (Alemania) la figura del impresor Johannes Gutenberg (1400-1468). Este hombre tuvo una idea sencilla y genial: la imprenta de tipos móviles. Hasta entonces, los libros se reproducían a mano, mediante copias que los mojes medievales realizaban en sus monasterios (la novela El nombre de la rosa (1980) de Umberto Eco describe con detalle el proceso que efectuaban los copistas de una abadía benedictina del siglo XIV). Un avance que germinó en la Baja Edad Media fue la xilografía: consistía en labrar el texto en una tablilla de madera, entintar y presionar fuertemente sobre el papel. La tablilla se desgastaba rápidamente con el uso, por lo que servía para producir unos pocos ejemplares. Este método solo se empleaba para reproducir folletos, era demasiado costoso para copiar libros.

            Como un ave que empolla su puesta, Gutenberg guardó en secreto su idea y se dedicó a desarrollar la técnica necesaria para llevarla a cabo. Básicamente, su modelo combinaba dos elementos: tipos metálicos, con el fin de que no se desgastaran tan rápido como las tablillas de madera, y que fueran móviles y reutilizables, para escapar de la obligación de labrar cada página completa en una tablilla distinta. Una muy buena evolución de la xilografía. Gutenberg había sido orfebre y conocía el proceso de fundición de metales preciosos. Usando una aleación de hierro, plomo y antimonio, obtuvo un gran número de letras invertidas —una reflexión especular— capaces de formar una página de texto. Adaptó una vieja prensa de uva a la que sujetaba el soporte de sus tipos móviles. Con esos artefactos imprimió 150 ejemplares de la Biblia a dos columnas —quien terminó la impresión fue un prestamista que se quedó con su taller—, en la mitad del tiempo que un monje tardaría para producir una sola copia.

            ChatGPT, el último grito de la Inteligencia Artificial, ha aparecido exactamente 555 años después de la muerte del inventor. Si hoy el remoto Gutenberg levantara la cabeza y dialogara con ese sistema, muy probablemente pensaría que había una persona muy erudita al otro lado de la línea, o tal vez que era cosa de brujería (dejando aparte la sorpresa que le ocasionarían las pantallas y los teclados). En cualquier caso, está claro que Gutenberg necesitaría una muy cuidadosa explicación para entenderlo; podríamos basarla en algo que él conocía bien: el concepto de libro. El primer paso de esa exposición razonada debería ser sobre la evolución de los libros: del tradicional formato analógico, cuya reproducción él perfeccionó, se ha pasado a uno digital en donde cada carácter —letra, dígito o signo de puntuación— está representado por un número previamente convenido. Bajo esta visión, un libro no es más que una larguísima secuencia de números, todos de la misma longitud (si es necesario se añaden ceros a la izquierda). No se usa papel como soporte de un libro digital, sino que se guarda en medios electrónicos. En segundo lugar, el concepto de ordenador tendría que quedar claro: se trata de una máquina maravillosa, ampliamente difundida por todo el mundo, que almacena libros y permite acceder a libros guardados en otros ordenadores. De este modo, una persona desde un ordenador puede alcanzar un número vastísimo de libros, tantos que no podría leerlos todos ni aunque tuviera veinte vidas. Y, por último, entre las funcionalidades que ofrecen los ordenadores hay una extraordinaria llamada ChatGPT, que responde a preguntas como si fuera una persona, pero es solo una parte de la máquina. Existe un gran ordenador en donde ChatGPT ha reunido los resúmenes, en un formato especial, de cientos de bibliotecas compuestas por miles de libros; a partir de ahí, es capaz de elaborar sus respuestas. Parece brujería, resulta increíble, pero es verdad y mueve a una profunda admiración.

            Sin duda, el inventor se quedaría estupefacto, pasmado por esos avances. Pero tras unos meses de familiarización con la tecnología, creo que acabaría aceptándola, aunque mantuviera una inmensa sorpresa por tener tanta información al alcance de la mano. Su capacidad de asombro estaría activada constantemente. No nos vendría mal alguien así, portador de una mirada de cinco siglos atrás, que nos recordara el inmenso valor de lo conseguido en ese lapso: en nuestra sociedad la capacidad de asombro se está perdiendo. Consultado sobre este punto, ChatGPT ha respondido:

Como modelo de lenguaje, no tengo la capacidad de experimentar emociones o percepciones sensoriales, pero puedo proporcionar información sobre la capacidad de asombro en nuestra sociedad. La capacidad de asombro se refiere a la capacidad de sentir sorpresa, admiración y asombro ante lo desconocido, lo nuevo o lo impresionante. Es una capacidad innata en los seres humanos, y puede ser estimulada por experiencias emocionantes, descubrimientos científicos, logros humanos y belleza natural. Sin embargo, en nuestra sociedad moderna, es posible que la capacidad de asombro se haya disminuido debido a una serie de factores. Uno de ellos podría ser la sobreexposición a la información y la tecnología, que ha vuelto a lo que solía ser extraordinario algo ordinario. La tecnología también ha hecho que todo sea más fácilmente accesible, lo que puede haber disminuido la sensación de logro. Además, la presión por parte de la sociedad para ser "cool" o "desinteresado" puede haber llevado a algunas personas a reprimir su capacidad de asombro y entusiasmo para evitar parecer "nerds" o "frikis". A pesar de estos factores, la capacidad de asombro no se ha agotado por completo en nuestra sociedad. Todavía hay muchas personas que se sienten asombradas por la belleza de la naturaleza, los avances científicos y tecnológicos y los logros humanos. Además, muchas personas buscan activamente experiencias emocionantes y nuevas para estimular su capacidad de asombro. En resumen, aunque la capacidad de asombro puede haber disminuido en algunos aspectos de nuestra sociedad, todavía hay muchas personas que la valoran y buscan activamente experiencias que les permitan sentir sorpresa y admiración ante lo desconocido.

No sería fácil convencer a Gutenberg de que este texto lo ha producido una máquina[1].

 

[1] Jesús Cerquides ha leído el texto y ha consultado a ChapGPT sobre un hipotético contacto entre Gutenberg y una IA. Esta ha sido la respuesta: Johannes Gutenberg, el inventor de la imprenta, vivió en el siglo XV, por lo que es difícil saber con certeza cómo se sentiría si pudiera interactuar con una inteligencia artificial. Sin embargo, puedo hacer algunas suposiciones basadas en lo que sabemos de él y en cómo se han desarrollado las tecnologías desde su época. Es probable que Gutenberg se sintiera fascinado por la capacidad de la inteligencia artificial para procesar y analizar grandes cantidades de información. Como inventor y emprendedor, estaba interesado en encontrar formas de hacer que la información fuera más accesible para las personas, y la IA podría haberle parecido una herramienta increíblemente poderosa para lograr ese objetivo. Por otro lado, es posible que Gutenberg también tuviera cierta preocupación o incluso temor ante la posibilidad de que la IA pudiera reemplazar la creatividad humana en la creación de obras literarias y artísticas. Como creador de la imprenta, Gutenberg estaba interesado en fomentar la creatividad y la innovación en la producción de libros y otros materiales impresos. Es posible que viera la IA como una amenaza potencial para ese proceso. En cualquier caso, es difícil saber con certeza cómo reaccionaría Gutenberg ante la IA. Lo que sí sabemos es que su invención de la imprenta tuvo un impacto enorme en la difusión de la información y el conocimiento, y que la IA tiene el potencial de tener un impacto igualmente significativo en nuestro mundo moderno.

Requirements:

Salary: 


Duration: 


Workday: 


Workplace: 


Start date: 


Closing date: