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El caballo de vapor
El caballo de vapor

10/MAY/2024
10/MAY/2024

 

Pedro Meseguer

En la revolución de Asturias de 1934, los mineros acuñaron el acrónimo UHP por Unión de Hermanos Proletarios. Aunque parecía un lema radicalmente obrero, en realidad las siglas provenían del capitalismo. Los trabajadores tomaron prestadas las iniciales que aparecían en la maquinaria minera de origen inglés, con el significado de Union Horse Power (en aquella época, gran parte del material mecánico se importaba de Inglaterra), pero ellos le dieron otra interpretación más acorde con su espíritu político. Y el horse power (potencia de caballo, conocido en la Europa continental como caballo de vapor) se convirtió en hermanos proletarios.

              ¿Cuál es el origen del caballo de vapor? Para eso no basta con saltar noventa años, hemos de tomar mucho impulso para aterrizar en la segunda mitad del siglo XVIII. James Watt, un ingeniero escocés que estaba empleado en la universidad de Glasgow para fabricar y reparar instrumentos, desarrolló lo que después se llamaría “la máquina de vapor”. Según se cuenta, una primitiva máquina de la universidad que utilizaba vapor para elevar un contrapeso se había estropeado y le pidieron que la arreglara. Al siguiente fin de semana, Watt salió el domingo a dar un paseo. En su deambular vio claro no solo cómo repararla, sino la forma de obtener una mejora sustancial. Aumentó su eficiencia drásticamente, lo que posibilitó que produjera un movimiento continuado que se volvía rotatorio por medio de una excéntrica. Y así nació la máquina de vapor (obviamente, no solo fue cuestión de un domingo; Watt realizó muchos ensayos después, pero la idea “clave” se le ocurrió ese día de fiesta mientras caminaba). Al transformar de manera eficiente la energía calorífica en mecánica, la máquina de vapor permitía múltiples usos: desde procesos industriales (tuvo un protagonismo indudable en la naciente Revolución Industrial), a locomotoras de tren o propulsión de barcos.

              Una vez que su máquina estuvo lista, Watt intentó demostrar que podía realizar el trabajo del mejor caballo de tiro. Conforme a la leyenda, tuvo lugar el siguiente episodio. Corría el año 1782 y Watt comenzaba la explotación comercial de su invento. Uno de los primeros encargos provino de una fábrica de cerveza, que quería una máquina de vapor para reemplazar al caballo que sacaba agua de un pozo. Watt se dispuso a cuantificar el trabajo del animal y el cervecero, un astuto escocés, puso su caballo más fuerte a trabajar durante ocho horas, llevándolo todo el tiempo al límite de su resistencia. El animal sacó mucha agua, aproximadamente un tercio más de lo que hubiera sacado cualquier otro caballo de tiro. Con los cálculos adecuados, se estimó que el esfuerzo realizado era equivalente a elevar un peso de 30.000 libras una altura de 1 pie en 1 segundo. Watt, que deseaba quedarse con el contrato, diseño una máquina de vapor que superara esa marca, y fijó un rendimiento equivalente al peso de 33.000 libras, elevadas 1 pie en 1 segundo. Naturalmente, satisfizo al cliente, y esa potencia se convirtió en el horse power (potencia de caballo).

En el siglo XIX, en la Europa continental se hizo un esfuerzo por sistematizar las unidades de medida empleadas en física y tecnología (basado en el sistema métrico decimal para múltiplos y submúltiplos). Así nació el sistema internacional de unidades, en el que se definió el caballo de vapor (CV) en base a metros, kilogramos y segundos. Estrictamente hablando, la potencia del horse power (HP) y del caballo de valor (CV) no son exactamente iguales: 1CV ~ 0,986HP (dadas las diferencias entre el peculiar sistema de medidas anglosajón y el sistema internacional, existe una pequeña discrepancia que proviene de sus definiciones en las medidas de cada uno de esos sistemas). Es bien sabido que el cuerpo humano tiene un rendimiento limitado en cuanto a potencia física; las siguientes cifras lo ilustran. Un humano adulto saludable puede producir 1,2 HP por un corto periodo, y mantener 0,1 HP durante varias horas; atletas entrenados elevan estos valores a 2,5 HP y 0,3 HP, respectivamente. Durante una fracción del primer segundo de su extraordinaria carrera de cien metros del 16 de agosto de 2009, en la que obtuvo la increíble plusmarca mundial de 9,58 segundos, Usain Bolt desarrolló una potencia de 3,5 HP.

              Para finalizar, una curiosidad. La industria minera atrajo una de las primeras aplicaciones de la máquina de vapor, para bombear el agua que brotaba en las galerías de las minas inglesas. Tuvo un éxito inmediato, y esta tecnología se exportó a muchos países en las décadas siguientes. Pareciera como si ese caballo de vapor que, en lugar de pasto, se alimentaba de carbón, tuviera predilección por las profundidades en las que se hallaba su nuevo sustento.

Pedro Meseguer

En la revolución de Asturias de 1934, los mineros acuñaron el acrónimo UHP por Unión de Hermanos Proletarios. Aunque parecía un lema radicalmente obrero, en realidad las siglas provenían del capitalismo. Los trabajadores tomaron prestadas las iniciales que aparecían en la maquinaria minera de origen inglés, con el significado de Union Horse Power (en aquella época, gran parte del material mecánico se importaba de Inglaterra), pero ellos le dieron otra interpretación más acorde con su espíritu político. Y el horse power (potencia de caballo, conocido en la Europa continental como caballo de vapor) se convirtió en hermanos proletarios.

              ¿Cuál es el origen del caballo de vapor? Para eso no basta con saltar noventa años, hemos de tomar mucho impulso para aterrizar en la segunda mitad del siglo XVIII. James Watt, un ingeniero escocés que estaba empleado en la universidad de Glasgow para fabricar y reparar instrumentos, desarrolló lo que después se llamaría “la máquina de vapor”. Según se cuenta, una primitiva máquina de la universidad que utilizaba vapor para elevar un contrapeso se había estropeado y le pidieron que la arreglara. Al siguiente fin de semana, Watt salió el domingo a dar un paseo. En su deambular vio claro no solo cómo repararla, sino la forma de obtener una mejora sustancial. Aumentó su eficiencia drásticamente, lo que posibilitó que produjera un movimiento continuado que se volvía rotatorio por medio de una excéntrica. Y así nació la máquina de vapor (obviamente, no solo fue cuestión de un domingo; Watt realizó muchos ensayos después, pero la idea “clave” se le ocurrió ese día de fiesta mientras caminaba). Al transformar de manera eficiente la energía calorífica en mecánica, la máquina de vapor permitía múltiples usos: desde procesos industriales (tuvo un protagonismo indudable en la naciente Revolución Industrial), a locomotoras de tren o propulsión de barcos.

              Una vez que su máquina estuvo lista, Watt intentó demostrar que podía realizar el trabajo del mejor caballo de tiro. Conforme a la leyenda, tuvo lugar el siguiente episodio. Corría el año 1782 y Watt comenzaba la explotación comercial de su invento. Uno de los primeros encargos provino de una fábrica de cerveza, que quería una máquina de vapor para reemplazar al caballo que sacaba agua de un pozo. Watt se dispuso a cuantificar el trabajo del animal y el cervecero, un astuto escocés, puso su caballo más fuerte a trabajar durante ocho horas, llevándolo todo el tiempo al límite de su resistencia. El animal sacó mucha agua, aproximadamente un tercio más de lo que hubiera sacado cualquier otro caballo de tiro. Con los cálculos adecuados, se estimó que el esfuerzo realizado era equivalente a elevar un peso de 30.000 libras una altura de 1 pie en 1 segundo. Watt, que deseaba quedarse con el contrato, diseño una máquina de vapor que superara esa marca, y fijó un rendimiento equivalente al peso de 33.000 libras, elevadas 1 pie en 1 segundo. Naturalmente, satisfizo al cliente, y esa potencia se convirtió en el horse power (potencia de caballo).

En el siglo XIX, en la Europa continental se hizo un esfuerzo por sistematizar las unidades de medida empleadas en física y tecnología (basado en el sistema métrico decimal para múltiplos y submúltiplos). Así nació el sistema internacional de unidades, en el que se definió el caballo de vapor (CV) en base a metros, kilogramos y segundos. Estrictamente hablando, la potencia del horse power (HP) y del caballo de valor (CV) no son exactamente iguales: 1CV ~ 0,986HP (dadas las diferencias entre el peculiar sistema de medidas anglosajón y el sistema internacional, existe una pequeña discrepancia que proviene de sus definiciones en las medidas de cada uno de esos sistemas). Es bien sabido que el cuerpo humano tiene un rendimiento limitado en cuanto a potencia física; las siguientes cifras lo ilustran. Un humano adulto saludable puede producir 1,2 HP por un corto periodo, y mantener 0,1 HP durante varias horas; atletas entrenados elevan estos valores a 2,5 HP y 0,3 HP, respectivamente. Durante una fracción del primer segundo de su extraordinaria carrera de cien metros del 16 de agosto de 2009, en la que obtuvo la increíble plusmarca mundial de 9,58 segundos, Usain Bolt desarrolló una potencia de 3,5 HP.

              Para finalizar, una curiosidad. La industria minera atrajo una de las primeras aplicaciones de la máquina de vapor, para bombear el agua que brotaba en las galerías de las minas inglesas. Tuvo un éxito inmediato, y esta tecnología se exportó a muchos países en las décadas siguientes. Pareciera como si ese caballo de vapor que, en lugar de pasto, se alimentaba de carbón, tuviera predilección por las profundidades en las que se hallaba su nuevo sustento.

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